La Asignación Universal por Hijo (AUH) como política de inclusión social (CT-C19-ARNCSGS)

La Asignación Universal por Hijo (AUH) como política de inclusión social

Código Casoteca: CT-C19-ARNCSGS

Autores: Juan Segundo Bellocq y Tomas Andrés Kidd

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Resumen:

Era la segunda semana de abril del 2016 y ya quedaba claro que el invierno le podía ganar de mano al otoño. Entre las largas lluvias de abril traídas por El Niño y el frío del invierno tempranero, este otoño estaba amagando a quedarse muy corto. Dentro de este panorama y con múltiples capas de abrigo Santiago L. Ibarzabal Murphy, Sub- director Ejecutivo de Prestaciones de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), llegaba a la oficina.
Eran las 8:20 de la mañana del lunes y, como casi todas las mañanas, Santiago calentaba el agua para el mate con especial cuidado de que no le hirviera. Mientras tanto, a medida que iba preparando el mate y sacándole el polvo a la yerba, Santiago se puso a pensar en la importancia de la reunión que iba a tener con el Director Ejecutivo, Emilio Basavilbaso, al final de la semana. En esa reunión, habiendo cumplido casi 6 meses en el cargo, Santiago tendría que presentar un informe evaluador sobre el desempeño de la Asignación Universal por Hijo (AUH) desde su implementación. Más importante aún, en ese informe él deberá presentar una recomendación de re-diseño de la AUH sostenida con argumentos convincentes y datos sólidos. En efecto, su recomendación podría determinar el futuro de la política e impactar sobre millones de beneficiarios.
Con ese objetivo en mente, Santiago había programado con su equipo una serie de reuniones a lo largo de la semana para poder discutir juntos sobre el impacto de la política, evaluar su desempeño y delinear distintas posibilidades de re-diseño. El relevamiento de esta información había comenzado desde enero del 2016, un mes después de comenzar en el cargo. Ahora bien, llegar a un consenso sobre el re-diseño de la política no sería tarea fácil porque, si bien había suficiente evidencia ‘científica’ sobre el impacto de la AUH en los últimos años, su equipo estaba muy dividido sobre qué rumbo debía tomar para que mejorara. A grandes rasgos, el equipo se dividía en dos posturas que estaban lideradas por Alejandro y Gabriel.
Por un lado estaba Alejandro, economista de profesión, amante del futbol de posesión y “bancador a muerte de Messi”, que pensaba que a la AUH había que hacerle pocos cambios debido al impacto positivo que tenía sobre varios ejes:
“Si uno mira el impacto que tiene la Asignación sobre la pobreza económica, los niveles de ingreso, las tasas de matriculación escolar y la tasas de atención pediátrica de los beneficiarios, vemos que estamos en la presencia de una de las mejores políticas contemporáneas para combatir la pobreza. La clave de la política está en las ‘condicionalidades’: mandar a sus chicos a la escuela y a que se vacunen. Sin esas condicionalidades lo más probable es que no los mandarían, por lo cual es clave que tengan un incentivo económico para hacerlo. Por ende, es vital seguir focalizando la política en el sector pobre de la población y seguir exigiendo esas condicionalidades”.
Por otro lado estaba Gabriel, abogado de profesión, baterista frustrado y fanático de Ringo Starr, que si bien estaba de acuerdo con Alejandro de que la AUH mostraba resultados positivos, sostenía que el alcance real de la política a largo plazo era limitado y que debía cambiarse su diseño:
“Actualmente hay niños que por tecnicidades normativas de la AUH no están cubiertos, y por ende, el sistema de seguridad social argentino les está fallando. Creo que debemos universalizar la política a todos los niños menores de 18 años (entendiendo que por universalizar estoy proponiendo que exista una única Asignación por Hijo para todo menor del país, indistinto del tipo de inserción laboral que tenga sus padres) y no exigir condicionalidades. En esencia, sacarle la prestación por incumplimiento supone que la responsabilidad es entera de los individuos y no del Estado, algo inmoral e irresponsable desde la perspectiva del Estado de Bienestar. Más importante aún, la prestación se le debe otorgar a todo niño porque es su derecho por su condición de menor, no por ser hijo de desempleado o informal. De esta manera también evitaremos una desigualdad en el monto y el trato entre la Asignación Familiar por Hijo para trabajadores formales y la AUH para trabajadores informales o desempleados”.
Si bien Santiago había escuchado ambas posturas de manera informal durante los últimos meses hablando con los distintos miembros de su equipo, se daba cuenta que necesitaba más información para desempatar entre las dos posturas. Más importante aún, él percibía que ambas posturas tenían un poco de razón y que su recomendación también podría estar situada como un punto intermedio entre ambas. En efecto, Santiago sabía que las reuniones de los próximos días serían claves.
Inesperadamente, el sonido del agua burbujeando le interrumpe la reflexión y, con un poco de frustración, deja la pava abierta para que ventile un poco y se enfríe el agua.

El Sistema jubilatorio argentino (CT-C11-ARNCPRE)

El Sistema jubilatorio argentino: Régimen de reparto vs. régimen de capitalización

Código Casoteca: CT-C11-ARNCPRE

Autores: Juan Segundo Bellocq y Tomas Andrés Kidd

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Resumen:

Era 20 de agosto del 2008 y se veía una alegría generalizada en la calle porteña a pesar de la garúa. Estaba claro que no era una alegría cualquiera y que no sólo la monopolizaban los despachantes de aduana por ser ‘su día’, sino que estaba presente en la gente en general. No era casualidad: el día anterior Argentina le había ganado 3 a 0 a Brasil en las semifinales de los Juegos Olímpicos de Beijing. Dos goles de Agüero, record olímpico de Mascherano, Messi MVP y partido redondo de Riquelme con gol incluido.
Ahora bien, la victoria contra Brasil era simplemente una frutilla en el postre de un día excelente para Sergio Chodos, ex-Secretario de Finanzas de Argentina: había sido convocado por la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) para pedir su consultoría, entreviendo en la conversación que formaría parte del equipo en los próximos meses. En esencia, Sergio tendría que presentar un informe evaluador sobre el funcionamiento del sistema jubilatorio argentino en los últimos años y proponer una recomendación de reforma que mejorase el sistema. Si bien esto tendría implicancias muy positivas en su futura vida profesional y tendría la posibilidad de impactar con su recomendación en millones de pensionados (presentes y futuros), estaba claro que la tarea no sería fácil.
Habiendo aceptado el desafío, Sergio tendría que participar en las próximas semanas de una serie de reuniones con el equipo de la secretaria general de ANSES para discutir el desempeño del sistema previsional argentino. Si bien él tenía una idea bastante clara sobre los problemas que estaba enfrentando el sistema y los desafíos que habrían por delante, había entendido en la llamada que el equipo de ANSES estaba muy dividido respecto al camino que debía tomar el sistema, algo que comprobó inmediatamente en el primer encuentro. En líneas generales, el equipo tenía dos posturas que se presentaban como antagónicas, aunque Sergio veía que eran más complementarias de lo que ellos pensaban.
Por un lado, estaba la postura que sostenía que el sistema mixto actual estaba al borde del colapso y que ameritaba un giro de 180o de manera urgente. Eran varios en el equipo los que pensaban así, pero se destacaba por sobre los demás Mariano, un politólogo fanático de Boca al que Sergio, como buen hincha de River, aprovechó
para cargar con la reciente consecución del Torneo Clausura 08’ a modo de rompe- hielo. La postura de Mariano era clara:
“La apuesta por un sistema mixto en Argentina, en el que se buscó la coexistencia de un régimen de capitalización y otro régimen de reparto, ha sido un fracaso. Con la creación de las AFJP se abandonó un sistema que tenía problemas para construir otro con más problemas que el anterior. Si uno mira la caída de las tasas de cobertura1 durante los años en que se apostó fuerte por la capitalización, el incremento de la pobreza anciana y el déficit fiscal (entre tantas cosas más), está claro que la apuesta ha fracasado. Lo que debe hacer urgentemente el sistema jubilatorio argentino es convertirse en un sistema único de reparto que apueste por la solidaridad intergeneracional, reduzca el riesgo financiero y garantice una jubilación digna”.
Por otro lado estaba la postura que sostenía que el sistema mixto actual, aún con todos sus defectos, debía mantenerse aunque con la introducción de algunas medidas ad hoc. Esta postura también tenía mucho apoyo dentro del equipo y se destacaba Juan, economista argentino con padres chilenos, ambos históricos empleados de la Superintendencia de Seguridad Social chilena2. De este modo, con un ojo puesto en su análisis del sistema argentino y otro en su conocimiento del sistema chileno basado en el régimen de capitalización individual, Juan también tenía una postura muy clara:
“Nadie puede negar que el sistema jubilatorio argentino tiene deficiencias (y aclaro que estas han estado presente desde siempre). Sin embargo, la existencia de un régimen de capitalización individual en el seno de nuestro sistema previsional es la herramienta más viable para garantizar la sostenibilidad financiera. A su vez, con el régimen de capitalización se pueden otorgar pensiones más altas y hace que el sistema sea menos sensible a los cambios demográficos que está viviendo nuestra sociedad y que pasarán factura dentro de 30 años cuando termine el bono demográfico3. Por último, si cambiamos de régimen tendremos unos costos de transición tremendos (judiciales y económicos). Teniendo esto en cuenta, lo que se debe hacer en el sistema jubilatorio argentino es mantener el status quo y sólo introducir algunas medidas ad hoc para corregir algunas anomalías, como hizo Chile a principio de este año”.
Habiendo escuchado ambas posturas en la primer reunión de equipo, Sergio entendió que en los próximos días se vendrían sesiones intensas de debate, y que su recomendación debía incluir lo mejor de cada postura para poder convencer a ambas partes. Para hacer eso, necesitaba que sus argumentos sean solidos, con datos longitudinales de la última década, y un diagnóstico acertado de la situación. A partir de mañana, arrancaría el desafío.