El ataque estadounidense a Irán arrastró a Medio Oriente a un terreno desconocido y de enorme incertidumbre. El plazo de dos semanas dado el jueves a Teherán por el presidente Donald Trump se desvaneció en apenas 48 horas. Fue una decisión sorpresiva, que muchos de sus predecesores habían evitado tomar para no llevar a la región a un escenario de guerra regional cada vez más palpable.
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