La diplomática argentina Virginia Gamba, galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1995 como miembro del Comité Ejecutivo de las Conferencias Pugwash, presentó su nuevo libro “En la cuerda floja. Crónica de una lucha por la paz y el desarme” en la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral. Gamba, quien es miembro del Consejo Académico de la Escuela de Gobierno y actual precandidata a secretaria general de las Naciones Unidas, repasó su extensa trayectoria como experta en temas de paz, seguridad y desarme.
Negociar con jefes terroristas y grupos armados, trabajar junto al inolvidable Nelson Mandela, ser galardonada con un Premio Nobel de la Paz, servir para las Naciones Unidas. La vida y trayectoria de la argentina Virginia Gamba es asombrosa. Diplomática y experta internacional en temas de paz, seguridad y desarme, Gamba acaba de presentar el pasado lunes 15 de diciembre su nuevo libro En la cuerda floja. Crónica de una lucha por la paz y el desarme en la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral.
Publicado por la editorial Edhasa, el libro repasa la vida, la trayectoria y la visión de Gamba. La obra recopila su propia voz y experiencia, al estilo de una detallada crónica de la diplomacia internacional.
Tras las palabras de bienvenida del director de la Escuela de Gobierno, Alfonso Santiago, Juan de Dios Cincunegui -director del Centro de Estudios Legislativos de la Escuela- presentó a Gamba y explicó que su libro relata la “vida llena de aventuras” de la argentina, de quien destacó su “capacidad, empatía, coraje y liderazgo”.
Nacida en San Martín, provincia de Buenos Aires, en 1954, Gamba estudió en Gran Bretaña y desarrolló su carrera profesional en distintos países de Europa, África y América, como experta en cuestiones estratégicas relacionadas con la paz, la seguridad y la seguridad humana.
Estratega de profesión y vocación, trabajó en universidades, fundaciones, institutos de investigación, organizaciones multinacionales, gubernamentales y no gubernamentales. En 1995, en su calidad de miembro del Comité Ejecutivo de las Conferencias Pugwash, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz junto con el profesor Joseph Rotblat.
Además, como miembro de la ONU, trabajó incansablemente por el control de armas, el desarme y desmovilización, así como por la defensa de los niños en contextos de conflictos armados. Es autora de numerosos libros y artículos académicos sobre una amplia gama de temas relacionados con la paz y la seguridad humana.
“Al comienzo del proceso creativo del libro, objeté la sugerencia de mis editores sobre el título de la obra, me costó pero lo acepté. Es que yo nunca estuve en la cuerda floja. Soy estratega sobre todo, siempre pude adaptarme a las nuevas realidades. Se lo debo a Dios que me hizo nacer con esa habilidad”, comenzó Gamba su exposición.
La experta relató cómo los numerosos libros que fue publicando en distintos países le abrieron la puerta para nuevos y desafiantes proyectos. “Los libros que escribí construyeron mi camino profesional, llevándome de aquí para allá. Mis obras escritas siempre me abrieron las puertas de los trabajos por venir en muchos continentes, sin haber planeado esos derroteros. Mi hoja de ruta profesional es accidental, pero no accidentada”, aseveró.
Hasta julio de 2025, se desempeñó como Representante Especial del Secretario General de Naciones Unidos para los Niños y los Conflictos Armados. “Durante 13 años trabajé como funcionaria internacional de los dos últimos secretarios generales de Naciones Unidas, donde me fue prohibido publicar nada. Al jubilarme, en agosto de este año, sentía la imperiosa necesidad de escribir este libro, que es resultado de esa frustración que hoy se evapora con esta publicación”, indicó.
La obra recopila muchas experiencias en su vida profesional, lecciones y aprendizajes, las que resumió de esta manera: “Nada es imposible, solo es cuestión de encontrarle la vuelta a los problemas con ojos nuevos y darles solución. La cooperación sirve más que la disuasión, la prevención es más importante que la acción, los esfuerzos para lograr la paz y la seguridad humana valen la pena. La esperanza, la fe, la caridad y la compasión no son aspiraciones ni atributos espirituales sino herramientas que un profesional serio debe saber cómo usar día a día, pues sin ellas es más difícil todo. Es una ayuda en la toma de decisiones, así como consuelo cuando se sientan impotentes”.
Además de un auditorio colmado, participaron de la presentación en forma virtual especialistas y referentes de Paraguay, Estados Unidos, Grecia y Venezuela, entre otros países.
Entre las preguntas del público hubo consultas de todo tipo: recomendaciones para futuros diplomáticos, el uso de la mitología griega en su obra, los libros que más la influenciaron, el resurgir de los grupos armados, el rol de los parlamentarios en el mundo, la tarea de la Corte Penal Internacional, y el funcionamiento interno de Naciones Unidas y la necesidad de auditorías, entre muchos otros.
Entre sus definiciones más contundentes, Gamba expresó que actualmente “el grupo más agredido del planeta son las mujeres niñas menores de 18 años, aunque nadie lo quiere reconocer, algo increíble”.
Reflexionó, por otra parte, que “el peor problema del mundo hoy es la falta de confianza en el otro, entre Estados, entre naciones, entre regiones, entre grupos sociales. No se está construyendo la confianza mutua y todo lo que yo hago en mis trabajos es tratar de construir un espacio seguro que lleve al diálogo”.
“Estamos en un momento de transición entre el viejo y el nuevo orden, y nadie sabe lo que viene. Se está tratando de controlar que no se militarice la nueva tecnología, que no se militarice más de lo que está la Inteligencia Artificial; es gravísimo lo que está pasando. Yo tengo miedo de la IA por el contexto. Están surgiendo otro tipo de actores dispuestos a todo tipo de violencia, que no dan el más mínimo valor a la vida humana”, advirtió.
Más allá de lo dramático del diagnóstico, Gamba nunca pierde la esperanza. Su mensaje transmite optimismo y convicción. “Todos tenemos que ser corresponsables de lo que sucede en el mundo. No puede ser que nos llenemos la boca hablando de la paz y la seguridad, y no nos sintamos responsables. Hay una confusión muy grande y la gente se distancia de su propia responsabilidad”, concluyó.
