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Por Alejandro Silvestri para La Nación

¿Cuál es el sentido de esto? “Con vistas a una base permanente en la Luna, de manera similar a la Estación Espacial Internacional que lleva más de 20 años de ocupación permanente, tiene mucho sentido tener comunicaciones inalámbricas, y los celulares tienen la tecnología más versátil y avanzada para eso. Y, sobre todo, es una tecnología muy madura”, explica Alejandro Silvestri, director del Departamento de Electrónica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Austral.

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Si bien en 2024 la red 5G estará mucho más desarrollada que ahora, pensar en 4G, aún entonces, tiene más sentido: “La red debería estar armada para 2022, dos años antes de que se ejecute la misión Artemisa que hará la instalación. Esta es una razón, además, está probado que la tecnología elegida va a funcionar de forma eficiente y, de todos modos, el día de mañana se puede migrar fácilmente de 4G a 5G, porque no se trata de tecnologías distintas, sino estándares diferentes”, argumenta Muñoz. Para Silvestri, hay una década de experiencia con 4G, por lo que los problemas que tenía ya ocurrieron y ya se resolvieron. “Si hay algo seguro es que 5G va a fallar de mil maneras, que se irán resolviendo”, dice. Y agrega: “Las principales ventajas de 5G no aplican en la Luna. 4G admite 100.000 dispositivos por kilómetro cuadrado. En el Microcentro puede ser una limitación, pero para la Luna alcanza y sobra. 4G maneja 200 Mbps, tampoco parece un problema”.

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La Universidad Austral está entre las principales universidades del mundo con menos de 50 años y entre las más prestigiosas de América Latina, según QS World University Rankings.