Por primera vez desde que está en nuestro país, Hilda Molina, la disidente cubana que recibió el reconocimiento mundial por su batalla para volver a ver a su familia en Argentina, dictará un seminario en el que se adentrará en la situación de Cuba y sus causas.
La Facultad de Comunicación de la Universidad Austral es el espacio que encontró Molina para explayarse sobre un tema del que fue protagonista y luego investigó con dedicación hasta escribir un libro: el régimen que instauró Fidel Castro hace más de 50 años en la isla más famosa de Latinoamérica.
A partir del lunes que viene, Molina trabajará sobre los inicios de la Revolución Cubana, las vinculaciones con la Unión Soviética y la posterior readaptación a partir del capital extranjero para terminar con la actualidad y el futuro del régimen en la isla. El curso durará tres clases y la inscripción se hace directamente en la Facultad de Comunicación.
En plena preparación del seminario, la disidente, madre, hija y abuela habló de las percepciones que hay en la Argentina sobre lo que pasa en Cuba. “En la Argentina el conocimiento es confuso. Mientras que hay algunos que conocen la verdad y saben de las injusticias, otros se niegan a ver la realidad porque son fanáticos. Pero no creo que sea un sentimiento honesto, creo que hay un interés vinculado con el régimen”, explica.
En un tercer grupo ubica a “una parte que quiere saber la verdad y que está confundida”. Molina cuenta que su experiencia es positiva al encontrarse con ellos: “Cuando uno le explica de forma racional empieza a entender. Lo mismo pasa con quienes van leyendo el libro”.
El libro es “Mi Verdad” y narra la historia de su vida y de su protagonismo en el régimen cubano. Es que, antes de ser una de las voces internacionales contra los Castro, Molina, neurocirujana de profesión, fue directora del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN) y diputada.
Sus cuestionamientos –que luego se convirtieron en abierta disidencia– comenzaron cuando sintió que el sistema de salud que había ayudado a crear se focalizaba en los extranjeros y no en el pueblo. “La gente se sorprende mucho cuando cuento que Cuba es un país para extranjeros pero no para los cubanos. El turismo, las inversiones y hasta la salud están pensadas para los de afuera y están vedadas para los ciudadanos comunes”, explica.
“Los cubanos merecemos alcanzar todos los derechos humanos. Para muchos es difícil entender lo que significa la falta de libertad: el Gobierno es el que decide cómo vivimos”, agrega.
Para ejemplificarlo, usa un caso concreto. “Hay tres generaciones de cubanos que no saben lo que es el turismo. Merecemos una vida decorosa, con posibilidades de progreso genuinas. No queremos que los avances que logramos se den por el grado de vinculación que tenemos con el poder sino por el talento o el esfuerzo”, pide.
Durante las clases, Molina promete adentrarse como nunca en la “Cuba de Fidel”. “Él es una persona muy inteligente que nos traicionó con un plan secreto para perpetuarse en el poder. Contaré esto y otras cosas a partir de lo que viví como protagonista y a partir de lo que investigué”, adelanta.
“Es la primera vez que hago un curso de estas características y por eso le estoy muy agradecido a Fernando Ruiz y a la Universidad”, termina.
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