La confianza de los productores se ha estabilizado en niveles bajos, lo que muestra un marcado pesimismo.
Frente a la crisis del COVID-19, los productores han intentado adaptarse. La mayor parte de los productores ha decidido postergar inversiones y restringir algunos gastos.
La pandemia no afectó sustancialmente la trilla y logística de granos. Los problemas de transporte que se presentaron al comienzo de la cuarentena ya están resueltos.